«Blasphemous II» es las 3B: Barroquismo, Brutalidad y Bohemio

El primer Blasphemous marcó un hito en la escena de los videojuegos independientes españoles, y no es para menos. Su calidad técnica, mecánicas elaboradas y su enfoque único en las costumbres y tradiciones españolas lo convirtieron en una joya del género. Sin embargo, Blasphemous fue mucho más allá al explorar la España creyente y la España Negra en todas sus facetas, ofreciendo una experiencia oscura y profundamente arraigada en la cultura española. Con un pixel-art impresionante y un enfoque en la religión y la violencia, el juego se destacó como una obra maestra independiente.

Blasphemous II, la secuela muy esperada, finalmente ha llegado para dar continuidad a esta obra maestra del videojuego. Y, lo que es más impresionante, en la mayoría de los casos, supera a su predecesor en todos los sentidos.

Comenzando por lo visual, el juego logra una cima absolutamente majestuosa en pixel-art. Los escenarios y personajes son deslumbrantes, transmitiendo perfectamente la atmósfera trágica y solemne que busca el juego. Esta es una muestra magistral del poder del pixel-art, que se convierte en una lección para aquellos fanáticos de los gráficos en 3D.

Pero el impacto del diseño visual no se detiene en lo estético; se ha rediseñado todo para que las animaciones sean más fluidas y las transiciones entre acciones sean más ligeras y comprensibles. Gracias a esta mejora en el diseño, Blasphemous II es más accesible y menos frustrante, lo que permite una experiencia de juego más precisa y satisfactoria. Es una obra que no solo se juega, sino que se siente.

Al igual que su predecesor, Blasphemous II es un metroidvania con influencias de los juegos «Souls». Su gestión del progreso y los enfrentamientos con jefes son desafiantes y evocan la dificultad característica de los juegos «Souls». Sin embargo, a medida que avanzas en el juego, las tres armas disponibles empiezan a brillar con todas sus posibilidades, y el juego encuentra su propia identidad.

El equipo de The Game Kitchen se ha esforzado en expandir las posibilidades del juego. Las tres armas, cada una con sus características únicas, no solo se adaptan a diferentes estilos de juego, sino que también abren portales y resuelven puzles de formas distintas. Además, la mejora del protagonista, el Penitente, incluye estatuas que mejoran las capacidades de combate y un sistema de acumulación de culpa que agrega un componente estratégico al juego.

Blasphemous II es una lección sobre cómo expandir la mitología de su predecesor y exprimir al máximo sus mecánicas. No solo es un logro artístico y técnico, sino también un juego que ofrece una experiencia profunda y satisfactoria. Esta obra maestra de la artesanía interactiva merece encontrar un hueco entre los mejores juegos del año.

En un mundo lleno de títulos de alta producción, Blasphemous II demuestra que la creatividad y la pasión pueden superar las expectativas y dar vida a una obra maestra del videojuego.

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